Entre Vogue y Paraguay: El Otoño-Invierno Paraguayo Frente a las Tendencias Globales

Cada temporada, las revistas internacionales como Vogue, Harper’s Bazaar o Dazed publican lo que supuestamente deberíamos vestir. Desde Nueva York hasta Copenhague, las pasarelas dictan nuevas estéticas, texturas y siluetas que prometen transformar nuestros guardarropas. Este otoño-invierno 2025, los titulares hablan de las siluetas de sastrería, el regreso renovado del estilo Punk, el layering extremo con faldas sobre pantalones, la piel sintética, las transparencias llevadas al invierno y las siluetas exageradas.

En contraste, en Paraguay, la moda de otoño e invierno no cambia demasiado año tras año. Si bien hay un grupo reducido —amantes de la moda, diseñadores y algunas figuras influyentes— que sigue de cerca las tendencias y se anima a incorporarlas, pero la mayoría sigue apostando por un guardarropa más tradicional y funcional.

El clima es un factor determinante. Con pocos días realmente fríos, el invierno paraguayo no exige transformaciones radicales en la forma de vestir. Por eso, piezas como las botas clásicas (principalmente en negro o marrón), las camperas de cuero, los sacos de piel sintética y detalles de animal print siguen siendo protagonistas temporada tras temporada. Más que una renovación estética, lo que vemos es una repetición práctica y predecible del "uniforme de invierno".

Dentro de todo esto, hay una excepción interesante: el denim total look. Esta tendencia, que ha sido abrazada por casas como Diesel, Balenciaga o Loewe en los últimos tiempos, se ha filtrado con naturalidad al mercado local. La versatilidad del denim, su comodidad y adaptabilidad al clima templado, lo convierten en una tendencia global que sí logró resonar a nivel nacional.

Entonces, ¿por qué no hay una adopción más visible de las tendencias internacionales? Más allá del clima, hay un componente cultural profundo. La moda en Paraguay sigue siendo, en muchos casos, una herramienta de funcionalidad más que de expresión estética. También influye la limitada oferta local de piezas de diseño contemporáneo o vanguardista, así como una fuerte influencia de lo que se vende en grandes cadenas internacionales, que muchas veces llegan con meses de retraso o una selección más conservadora.

Pero este panorama también plantea una oportunidad: reinterpretar las tendencias desde nuestra realidad, generar un estilo paraguayo más visible y propositivo, y empujar una conversación sobre moda que vaya más allá de la ropa y toque identidad, clima, contexto y cultura.

La pregunta es: ¿estamos listos para esa evolución o preferimos la comodidad de lo que ya conocemos?

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